05 d’octubre, 2007

COMENTARI que vaig fer fa unes setmanes a la web d'Innovació Educativa de Roberto Carballo relatiu al mètode didàctic actual:

Este curso empezaré tercero de Derecho y tras dos años, "los golpes", me han "ayudado" a cambiar mis prioridades. Veamos:

Empezé con el único objetivo de "aprender" [cómo funciona éste país en materia de leyes y demás...] quería conocer, investigar, entender, aprender... Por desgracia todo eso "parece" que lo estoy relegado a un segundo plano para, simplemente, querer "aprobar".

Nunca he sido un excelente estudiante principalmente porque tengo problemas de "memorización" ( y tal vez por ello deba perder credibilidad mi “voz”, lo reconozco)... Sea como fuere quiero manifestar que, al igual que otras opiniones similares, también creo en la “injusticia” del sistema.

El hecho, comprobado en mi caso, es que cuando se trata de exámenes de “explicar o exponer” ( por no decir “repetir sin modificar una coma” y "vomitándolo de la memoria" [se me perdone la expresión] ) aquello que el profesor “dictó” durante el curso (obviamente clases-monólogo dadas en las mismas palabras que años precedentes [verdad fácilmente demostrable si se tienen las manuscritos de algún gentil alumno repetidor delante]), y comparándolo con los exámenes tipo “test”… mis calificaciones se disparan abismalmente en el test (cuando la media general no sube); y esto es cierto (y me cuesta creer que sea coincidencia).

Es por eso que yo también creo en la injusticia del sistema… a demás de estar a favor de los test no solo por que me beneficie ni porque exista más objetividad en la corrección… sino porque evita el “memorizar”. Llegados a este punto quiero preguntar: ¿se sale mejor preparado con una buena memoria “explosiva”? La respuesta: Yo creo que no!, si bien es cierto que si se tiene mejor que mejor. Motivaré mi respuesta:

Durante el bachillerato hubo quien sacó notas muy buenas “gracias” a lo que yo denomino “estudiar-empollar” mucho. Cuando llegó el día de ver las notas de selectividad, la verdad salió a la luz… el resultado fue que muchos de aquellos que habían sacado tan buenas notas se quedaron con “aprobados justitos” (recordemos es un 4/10 en la “sele”) y en cambio otros muchos que iban trampeando “los superaron” (si bien al hacer media “nota bachillerato*60% + sele40%” eso no quedó suficientemente bien plasmado en la “nota de acceso a la universidad”). Claro un trimestre de una materia se puede memorizar... pero dos años enteros de bachillerato ya es demasiado.

La clave está en saber si estamos preparados para definir “qué clase de alumnos” se pretende tener. En una ocasión un profesor comentó algo parecido a que ººcómo puede ser que entre los funcionarios haya un gran número de ellos que “no sirvan para nada”ºº (se me perdone la expresión) y la respuesta creo requiere de otra pregunta: ¿Verdaderamente el actual sistema por “méritos” o “mejor nota” evalúa correctamente las aptitudes y capacidades de una persona en su conjunto? ¿Qué buscamos personas que sepan estarse muchas horas memorizando para repetir lo que tienen en la cabeza el día del examen o buscamos otro tipo de profesionales? Lo mismo creo, pues, pasa en el sistema de evaluación de los alumnos.

Pues bien, todo esto lo digo para mostrar mi [denuncia o] rechazo a lo que yo comparto y creo (junto con otros) que son métodos de enseñanza arcaicos, pensados para “memorizar” y no razonar ni pensar (y aun menos discrepar), sin utilidad práctica, sin participación, sin premitir la libre formación de criterios propios, en definitiva… desmotivadores, perjudiciales, que no dan pie para la innovación. Y, pese al método Bolonia, esto no parece estar mejorándose. Como consuelo siempre tendremos el saber que no todos los profesores conciben el arte de “enseñar” de esta manera monologuística-memorística.